
Las empresas comerciales que promueven esta forma de
baratija, cobran a los verdaderos entes productivos empresariales, “gruesas
sumas en dinero” por la publicidad en los intermedios. Los dueños de los
canales, no sólo se benefician de una tarifa mensual de sus patrocinadores sino
que a cada televidente, le “chupan la sangre y el dinero”, como vampiros
cineastas o vagabundos de tablas inventadas, por psicópatas que viven como
parásitos de alcantarillas y fiesta, de tumba en tumbe. Los entes reguladores
gubernamentales, son culpables y responsables, de las morbosas acciones de esos
medios de comunicación, que han desbaratado la paz y tranquilidad de las mentes
y conciencias, y han contribuido a mantener en la caverna oscura, al 90% de las
mayorías poblacionales, enfermando la creatividad, rectitud y bien, de los
ruiseñores.
Los humanos conscientes deben protestar en masa,
imitando a los sindicatos de otro tiempo y al apagar inmediatamente sus
televisores, ayudaran al cuestionamiento de los mismos equivocados. Todos y
todas, debemos permanecer en silencio, meditando y lanzando proyectos, para construir
un verdadero mundo de sueños, ensueños, anhelos y ambiciones, de rectitud y
cambio hacia las alturas y estrellas sin salirnos de nuestra atmósfera. Los
impresos periódicos, programas de radio y revistas, participan de la estafa y
logran colocar entre sus imágenes, a los ‘personajes y protagonistas’ de la
mediocre farsa. Otros “vivarachos y vividores”, hacen concursos de ‘mutuos
elogios’ y entregan premios a quienes no tienen talento “ni siquiera para
remedio de sarampión de mico”. Si los propietarios fantasiosos, quieren pasar
en escena, situaciones reales del hombre moderno con la desigualdad abismal
reinante en cada continente, deben ser sinceros y trasladar el sufrimiento de
los pueblos, en la lucha diaria por conseguir una mejor forma de vida, que nos
conduzca a todos a plasmar un sistema equitativo e igualitario, que logre
llevar a la raza humana, al verdadero equilibrio social y humano, con justicia,
paz y bienestar. Por supuesto que para todos y todas sin distinción.
Produce vergüenza y escalofrío, pensar que ellos
mismos “se comen el cuento”, al creer que están haciendo las cosas bien y que
son los mejores actores de la moribunda sociedad que cada día, alista camillas
para la enfermedad de letargo que nos han inyectado con sus apestosos remiendos
alcoholizados y nicotinizados, para no decir narcotizados por baratijas y
chatarras de laboratorio sin marca. La salud mental de las mayorías, esa
lesionada por esta equivocación cineasta y alguien debe poner freno al chantaje
televisivo. Deben ser los hombres rectos, quienes derriben los muros que los
mediocres han construido para arrebatar los recursos a quienes realmente
trabajan y producen. Ahora nos debemos preguntar: ¿Y donde están los rectos?
Algunos varones y varias mujeres, puede que en forma
inocente soterrada, no hayan percibido el mal inyectado a los televidentes, que
usan su tiempo bebiendo aguas putrefactas infectadas de manipuleo y monopolio
de “dioses” salidos de ultratumbas apestadas de enredos y bloqueos a la luz. Sin
cuestionar el mal uso del lenguaje de las mayorías de los participantes en esas
series, debemos decir sin miedo ni arrepentimiento, que es hora de parar la
farsa. Los gobernantes probos, deben llamar a cuentas a los delincuentes, para
que dirijan la fuerza del pensamiento a tareas más nobles, leales a la verdad y
fieles a la rectitud. Aquellos que no acepten el error, deben claudicar de su
estafa y hacer algo productivo y armonioso, para que entre todos y todas,
construyamos un mundo humano, justo y equitativo, sin exageración. Nunca es
tarde, todos y todas, debemos emprender una segunda oportunidad con hechos de
paz y amor. Aun los farsantes, falsos y facinerosos, deben tener una segunda
oportunidad que lleve al cambio aun en cada aptitud y habilidad.
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